Enfrentamiento...

Esta mañana mientras saliamos del salón d clases, justo cuando girábamos, Paola y yo alcanzamos a escuchar un chiflido que provenía de nuestros compañeros de clases. Esa fue la gota que derramó el vaso.

Ya les habíamos dicho que nos molestaba, les dijimos que nos parecía una falta de respeto. Al parecer no fue suficiente. No pude contenerme, finalmente les dije lo que pensaba.

Hoy frente a una docena de hombres, de pie, dije que no iba a la universidad a verme bonita, a servirles de adorno o de entretenimiento. Dije que de una vez por todas exigía respeto, y tengo derecho a hacerlo ya que he sido siempre respetuosa. Cuando un par de ellos sólo atinaron a decir que no veían cual era el problema me llené de rabia. Pensé que ojalá fueran sus madres las que tuvieran que soportar todos los días el enfrentarse a chiflidos y palabras obscenas cada que se ponen de pie. Traté de contenerme y les dije seria y decidida por qué me resultaba tan indignante. Finalmente les dije que no teníamos por que tolerarlo y que no pensabamos hacerlo, que si no podían comprenderlo sentía mucha lástima por ellos pero que a partir de ahora exigíamos respeto.

Sólo puedo decir que no hay nada como salir del salón sin un coro de chiflidos y gritos como acompañamiento. Me siento bien de haberlo dicho por fin, aunque nos hicieron pasar por un muy mal momento y Paola lloró por el sentimiento de cobardía que no le permitió decir nada, me alegra que finalmente hayamos terminado con la situación y aún creo que tardamos demasiado.